lunes, 24 de septiembre de 2007

El Calentamiento Global Ilusorio - 2º Parte

por Zbigniew Jaworowsky, M.D., Ph,D., D.Sc.

del Laboratorio Central de Protección Radiológica de Varsovia, Polonia.
También se desempeñó como Jefe del UNSCEAR, Comité Científico
de las Naciones Unidas sobre Efectos de las Radiaciones Atómicas.

(Traducción del Inglés de Eduardo Ferreyra,
del artículo publicado en la revista científica 21st Centruy Science & Technology)

La Influencia del Sol

Recientes estudios de varios grupos de oceanógrafos, meteorólogos y astrofísicos muestran una excelente concordancia entre las temperaturas de la superficie de lo océanos y la actividad del Sol. Durante los últimos 50 años las partes tropicales y subtropicales de tres océanos se han estado enfriando y calentando 0,1°C, ajustándose perfectamente con el ciclo solar de once años. Esto es asombroso, ya que las diferencias en el brillo solar alcanzan sólo al 0,1%, lo que no es suficiente para causar los cambios de temperatura observados. Parece ser que la señal del Sol dispara un efecto climático por medio de algún factor amplificador. Durante la Pequeña Edad de Hielo, hace unos 300 años, la radiación solar era un 0,25% menor que la actual [48]. Desde 1750, la temperatura del aire sobre Europa ha estado cambiando constantemente al ritmo de los ciclos solares, pero no al ritmo del cambio de los gases de invernadero. Cuando el Sol era más activo, la troposfera de la Tierra era más cálida (Figura 7). [47, 49, 51]

El mecanismo que amplifica la señal solar sea probablemente un fenómeno como El Niño/Oscilación del Sur (ENSO), una anomalía de las aguas ecuatoriales del pacífico oriental: El Niño, calentamiento, La Niña, enfriamiento. Las anomalías ENSO ocurren como ciclos irregulares de 2-7 años, asociados con cambios a gran escala de la presión atmosférica en los trópicos, entre el Pacífico sudoriental y occidental. ENSO influencia al clima de todo el planeta. [52]. Las mediciones satelitales que durante el período de observaciones de los últimos 20 años, El Niño de 1998 causó las anomalías térmicas más fuertes en la atmósfera de la Tierra. En Abril y Mayo de 1998, la desviación de la temperatura global del promedio 1982-1991 alcanzó los +0,7°C.

Durante los últimos 20 años, El Niño se produjo varias veces, pero en 1997-98, se desarrolló sin erupciones volcánicas simultáneas. En dos oportunidades anteriores, el Niño estuvo asociado con grandes erupciones volcánicas que inyectaron a la estratosfera enormes cantidades de polvo: El Chichón, en 1982, y Monte Pinatubo en 1991 Estas erupciones provocaron un enfriamiento de la atmósfera global, que enmascararon los efectos termales del Niño. (Ver Figura 6, más arriba).


Figura 7
TEMPERATURA DE LA TROPOSFERA Y CICLOS SOLARES

Desde 1750, la temperatura del aire sobre Europa ha estado cambiando constantemente al ritmo de los ciclos solares, pero no al ritmo del cambio de los gases de invernadero. Cuando el Sol era más activo, la troposfera de la Tierra era más cálida

Fuente: Notas 47, 49, y 51.

Parece que El Niño es probablemente el factor más fuerte de la variabilidad natural del sistema climático global [53]. Desde 1958 se han observado anomalías negativas y positivas de la temperatura global asociadas con el Niño [54] (y algunas se remontan hasta 1610) [52]. Numerosas observaciones sugieren que el fenómeno ENSO depende de la actividad solar: las grandes explosiones solares provocan dramáticos aumentos del viento solar, y disminuyen la intensidad de los rayos cósmicos que llegan a la atmósfera terrestre. Como los rayos cósmicos suministran centros de condensación para las nubes, las grandes explosiones solares permiten la formación del Niño, a través de una disminución del 2 a 3% de la cobertura nubosa, a corto plazo. [52, 55, 56]

Los Modelos Computados son Sólo Opiniones

Los modelos computados del clima son nada más que opinión formalizada de sus creadores, acerca de la operación del sistema climático global [57]. Si estos modelos fuesen capaces de proyectar acertada-mente los cambios climáticos, deberían pasar la prueba de reconstruir con precisión los climas del pasado, o por lo menos reconstruir el clima actual.

Normalmente, para las proyecciones del impacto humano sobre el clima se usa una de las muchas versiones del MCG (Modelo de Circulación General) La prueba de las varias versiones ha demostrado que los modelos son incapaces de reconstruir con acierto ni siquiera el clima actual. Todos los modelos tenían un 100% de error para las predicciones de las precipitaciones atmosféricas, y un error de 2°C para las estimaciones de la temperatura global. Para las regiones árticas, el error llegaba a 10°C y para la Antártida, el error era de 20°C. [58] En una prueba, cuando se alimentó a 14 modelos diferentes con los mismos parámetros climáticos, se obtuvieron 14 res-puestas diferentes que iban desde calentamiento hasta enfriamiento de la temperatura global de la atmósfera [59] .

Un test similar se hizo sobre otros 17 MCG produjeron similares resultados [60]. Esto explica por qué las predicciones del cambio de temperatura del IPCC, basado en modelos MCG están en total desacuerdo con las temperaturas reales medidas por los satélites (Figura 8).


Figura 8
DIVERGENCIA ENTRE LAS TENDENCIAS DE TEMPERATURAS EN LA BAJA TROPOSFERA Y LAS PREDICCIONES DEL IPCC

La tendencia de los cambios anuales de temperatura en la baja tropósfera, tal como han sido medidos por satélites entre las latitudes 83°N y 83°S, divergen de la correspondiente línea de tendencia pronos-ticada por los modelos computados del IPCC. La línea descendente corresponde a las temperaturas realmente observadas, mientras que la abrupta línea ascendente es la "profecía" del IPCC

Fuente: A.R. Robinson, S.A. Baliunas, W. Soon, y Z.W. Robinson, 1988 (Nota 47).

Los modelos computados proyectan el mayor calentamiento de la atmósfera del Hemisferio Norte sobre el Ártico, en 8°C a 10°C [15]. Estas proyecciones no han sido confirmadas por las mediciones "in situ". En Spitzbergen, estación donde Noruega ha realizado mediciones desde 1912, la temperatura no muestra una tendencia positiva [61]. También se observó una ausencia de calentamiento en otras cinco regiones árticas [62] , en la península Escandinava, en Dinamarca y Groenlandia [63, 64].

Una larga serie de mediciones de 10 estaciones meteorológicas que forman un arco alrededor del ártico, demuestra que no hubo ningún calentamiento, sino un enfriamiento de la región [65]. El análisis de los datos de estas regiones que cubren un sector canadiense del ártico, Groenlandia, Islandia y Eurasia, muestra que alrededor de 1920 ocurrió un gran calentamiento en el ártico. Entre 1912 y 1920, aumentó la temperatura en Spitzbergen y Groenlandia occidental entre 3,5°C y 5°C. Después de 1950, las estaciones canadienses Resolute y Alert observaron una tendencia decreciente. En este período, la temperatura en Groenlandia occidental disminuyó en 1,5°C. También se observó una tendencia declinante en el ártico ruso, registrándose en Franz Josef Land la máxima disminución de temperatura, a corto plazo, con 4°C a 5°C.

Nueve estaciones meteorológicas Danesas en Groenlandia observaron cambios similares a largo plazo, con enfriamientos en estas regiones entre 1940 y 1985 [65, 66]. Durante la década de 1955-1964, en un sector del ártico entre Groenlandia, Noruega, Spitzbergen y Novaya Zemlya, la temperatura del agua superficial del mar disminuyó 0,1°C a 0,6°C en invierno, y 0,1°C a 0,25°C en verano. Entre 1945 y 1975, también se registró una disminución de la temperatura del agua superficial de 1°C alrededor de las Islas Faroe, y la temperatura media del Atlántico al norte de 35°N disminuyó 0,5°C entre 1940 y 1987 [64]. Una revisión de las temperaturas de la Capa de Hielo de Groenlandia muestra una disminución de la temperatura del aire durante los últimos 30 años, y un 15% de disminución en las precipitaciones. Ambos efectos son totalmente opuestos a lo que los modelos computados proyectan. [67]

Más hacia el sur, mediciones dendrológicas indican un sistemático enfriamiento del verano de 3,°C en la región al norte de Quebec, entre 1800 y 1950. [68] En la parte sur del planeta, en la Península Antártica, el clima se ha enfriado gradualmente en 2°C desde 1850. [69] En comparación con el siglo 9, la temperatura en el Ronne Shelf disminuyó 0,7°C, y en unos 4°C en los años 80. [70] En la escala global, las mediciones de temperatura muestran una falta sistemática de aumento de temperatura después del óptimo de los años 40; en su lugar, hay una tendencia al enfriamiento durante las siguientes tres décadas. [57, 71] Desde los años 40, el mayor enfriamiento del clima se observó en las altas latitudes del norte [72], es decir, exactamente donde las hipótesis del calentamiento global proyecta el mayor aumento de temperatura.

Los Glaciares Crecientes

Las mediciones altimétricas por radar satelital sugieren que, entre 1978 y 1985, estaban creciendo a un ritmo que se correspondía con la disminución del nivel de los océanos, de 0,20 a 0,45 mm por año, de manera principal, por la acumulación de hielo en Groenlandia [73, 74] . Durante estos ocho años, el espesor de la cobertura de helo de Groenlandia se incrementó unos 1,5 metros, lo que corresponde a 23 cm por año. La precisión de estas mediciones fue cuestionada en base a ser "información militar secreta" [75]. Sin embargo, los resultados originales de Zwally et al., fueron confirmados por mediciones posteriores realizadas durante la Geosat Exact Repeat Mission [76], y por resultado de mediciones por láser. [77]

Las mediciones llevadas a cabo en Groenlandia a ras del suelo por la Expedition Glaciologique Internationale au Groenland (EGIG), y por otros grupos en el sur de Groenlandia, muestran un aumento promedio del hielo de 3 a 9 cm por año [74]. Desde 1968, los frentes de seis de nueve pequeños glaciares estudiados en la Groenlandia occidental han comenzado a avanzar [66]. Las mediciones de EGIG demostraron que entre 1959 y 1968, la superficie de la capa de hielo de la Groenlandia central había aumentado 1 metro su altura. Alrededor de 1950, la mayor parte de la capa de hielo del borde sur y occidental de Groenlandia se estaba retirando y disminuyendo de espesor. Pero alrededor de 1985, numerosas partes del hielo que se retiraba habían comenzado a avanzar nuevamente. A comienzos de 1990, el área de progresión se había extendido desde las tierras altas hacia las tierras bajas [78]. Estudios recientes sugieren que "No hay evidencia convincente de un aumento de condiciones de balance negativo que puedan, a priori, ser esperadas a partir de un calentamiento inducido por el hombre". [79]

De los 18 glaciares estudiados en el ártico, 15 de ellos (77%) tienen ahora un coeficiente positivo de balance de masa/ pendiente. Algunos de los glaciares muestran una tendencia a un balance de masa menos negativo, y muchos otros muestran una fuerte tendencia positiva. Gran parte de los glaciares escandinavos alcanzaron su máximo histórico en el siglo 17, durante la Pequeña Edad de Hielo. Después de un intenso derretimiento a principios del siglo 20, 17 glaciares escandinavos redujeron de forma dramática su retroceso y entraron en un proceso de aumento de su masa. [80, 81]. Cambios similares se encontraron más tarde en Escandinavia y Spitzbergen. [82]

En la Antártida, el hielo está creciendo tan rápidamente que, para el 2050 habrá producido un descenso de los océanos de 30 cm. [83] La medición de la acumulación de hielo indica que en gran parte de la Antártida el incremento de la capa de hielo corresponde a un 5 a 25% de la precipitación global, y a una disminución de los niveles del océano de 1,0 a 1,2 mm por año. [84] Tal comportamiento de la criósfera no apoya ningún reclamo de que el clima se esté calentando, ni de la catastrófica visión de un aumento del nivel de los océanos provocado por el hombre, se pueda cumplir.

El Efecto Invernadero

Sólo cerca de la mitad de la energía solar que llega a la Tierra es absorbida por la atmósfera. El resto es dispersada y devuelta al espacio y, en cierta medida, absorbida por la atmósfera o reflejada por el suelo. La Tierra misma irradia a longitudes de onda infrarrojas, mucho más largas que las radiación solar. La radiación infrarroja de la Tierra, al revés que la radiación solar, es fuertemente absorbida por la atmósfera. La absorción está provocada, de manera principal, por el vapor de agua y las nubes, pero también por algunos gases de escasa concentración en la atmósfera. Sólo una muy pequeña parte de la radiación emitida por la superficie alcanza a escapar hacia el espacio exterior De esta manera, la atmósfera se calienta y devuelve energía radiante a la superficie de la Tierra, donde es absorbida otra vez y nuevamente re-irradiada. Así, un notable intercambio de energía térmica se produce entre el suelo y la baja atmósfera. Este proceso, conocido como el Efecto Invernadero, es el responsable de la relativamente alta temperatura promedio del planeta.

Sin el efecto invernadero, la temperatura media cerca de la superficie sería de -18°C, y no de +15°C, como es ahora. La diferencia de 33°C es el resultado de la absorción de radiación infrarroja por los gases de invernadero atmosféricos. El más importante de los gases de invernadero es el vapor de agua, responsable del 96 a 99% del efecto invernadero. Cualquier lector del Informe 1990 del IPCC (la Biblia de los adherentes al calentamiento global inducido por el hombre) puede creer, incorrectamente, que el CO2 produce el 25% del efecto invernadero.

Lo que resulta impactante, en este informe del IPCC, es que el agua no ha sido mencionada en ninguna de las ocho tablas que comparan el efecto invernadero de diferentes componentes de la atmósfera! Si los correspondientes valores del agua se hubiesen incluido en estas tablas, se habría visto con toda claridad la falta de importancia que tiene, en el balance térmico de la atmósfera, el CO2 producido por el hombre. Si el CO2 fuese el único gas de invernadero de la atmósfera, contribuiría con el 22% del efecto invernadero actual. Sin embargo, el real efecto invernadero del CO2 es mucho menor, a causa de la superposición o solapado de fuertes líneas de absorción de 12 a 18 ?m en la región espectral.
Análisis detallados de la atmósfera de verano en latitudes medias indican que, al efecto total de invernadero de 342 watts/m2, el vapor de agua (líneas de absorción continuas y discretas) contribuye con 330 watts/m2 -esto es, 96,5%, mientras que el CO2 contribuye con 12W/m2, o sea el 3% .[85, 86] Otros estudios que tienen en cuenta al vapor de agua, al agua líquida y transporte de calor por convección, estiman la contribución del CO2 como el 1 al 5% del total del efecto invernadero. [87, 89] El resto de los gases de invernadero tienen una importancia marginal.

TABLA 1

RESERVORIOS DE CARBONO Y FLUJO DE CO2 A LA ATMOSFERA

Actuales reservorios de carbón Gigatoneladas
Sedimentos 60.000.000
Orgánicos marinos disueltos 1.000
Inorgánicos marinos disueltos 38.000
Combustibles fósiles (explotables) 7.200
Atmósfera 727
Suelos 1.300
Biomasa terrestre 834
Biomasa marina 42

Flujos anuales naturales a la atmósfera
Gigatons
Océanos 106
Tierra 63
Total 169

Flujos humanos anuales a la atmósfera Gigatons
Comb. Fósiles y uso agrícola 6

Del total de flujo de CO2 a la atmósfera de 169 Gigatoneladas (Gt) de carbono anuales, la actividad industrial y agrícola de la humanidad agrega 6 Gt por años. Esto es similar a la amplitud de la fluctuación anual de la masa total de CO2 atmosférico (5,4 Megatoneladas de Carbono por año). La tabla muestra los actuales reservorios de carbono en la superficie de la Tierra y los flujos anuales de CO2 (expresados como carbono equivalente en gigatoneladas) de 1015 Ton, a la atmósfera.

Fuente: Adaptado de Z. Jaworowski, T.V. Segelstad y V. Hisdal, 1992. (ver Nota 27)

Debemos agradecer a la existencia de los océanos, que emiten vapor de agua, y no al CO2, que la temperatura de la Tierra sea bien superior a los 0°C en la superficie, que sea estable en un rango de sólo unos pocos grados, y que ha permitido la existencia de la vida. Del total de flujo de CO2 a la atmósfera de 169 Gigatoneladas (Gt) de carbono anuales, la actividad industrial y agrícola de la humanidad agrega 6 Gt por años (ver Tabla 1). Esto es similar a la amplitud de la fluctuación anual de la masa total de CO2 atmosférico (5,4 Megatoneladas de Carbono por año) .

Los cálculos isotópicos del equilibrio de masa del carbono-12 y carbono-13 de la atmósfera demuestran que en 1988 la masa de CO2 proveniente de la quema de combustibles fósiles, que se habían acumulado en la atmósfera entre 1860 y 1988, era de unas 30 Gt de Carbono, es decir, cerca del 5% de la masa total de CO2 atmosférico. [31, 90, 91] Se encontraron resultados similares con los estimados del equilibrio de masa de CO2 no isotópico [92]. En consecuencia, el agregado humano al efecto invernadero total está entre el 0,05 y el 0,25%.

Pero aún esta ínfima adición es dudosa. Según estudios recientes, toda la radiación infrarroja que podría escapar a la atmósfera terrestre (fuera de la "ventana espectroscópica" en el rango 7,5-14 mm) está ya casi totalmente absorbida. Cualquier aumento de la concentración de CO2 del aire, por encima de su actual nivel, no puede contribuir de manera significativa a una mayor retención de calor en la baja troposfera. [89 ,93]

Las Consecuencias Conocidas de la Histeria del Calentamiento global

La hipótesis del calentamiento global que sería provocado por el hombre está muy lejos de estar corroborada por observaciones, muchas de las cuales sugieren que es falsa. Los soñadores ambientalistas tratan de que parezca axiomático que los peligros imaginarios de este calentamiento deben ser remediados sin esperar por más pruebas. De hecho, ellos exigen que la incerteza científica debe convertirse en la base para una regulación mundial, lo que pondrá cargas intolerables sobre la población mundial, en especial la de los países subdesarrollados.

F.B. Cross, profesor de regulaciones comerciales de la Universidad de Texas, ha advertido que "el principio de la precaución es profundamente perverso en sus implicaciones para el ambiente y para el bienestar humano". (94) Para cumplir sus sueños, los ecologistas están dispuestos a que la humanidad pague cualquier costo; empobrecer a naciones enteras y así poner en peligro al ambiente; destruir a la industria creada con el trabajo y sudor de sus antepasados; y estrangular a nuestra civilización. Es asombrosa la credulidad de una gran parte de la sociedad que, una vez expuesta a la concentrada manipulación de los medios, ha aceptado con una inmensa facilidad la mitología del calentamiento global. Se puede comprender las razones psicológicas y sociales para esta aceptación. Sin embargo, las acciones de la Organización de las Naciones Unidas y de muchos gobiernos, que llevan a la comunidad de la Tierra a un desastre eco-nómico y civilizacional, en nombre de un fantasma errante, no parecen ser responsables. ¿Será demasiado pedirle a los políticos que actúen razonablemente en lugar de hacerlo por egoístas intereses a corto plazo?

Zbigniew Jaworowski, M.D., Ph.D., y D.Sc., es profesor en el Laboratorio Central de Protección Radiológica en Varsovia. Científico multidisciplinario, médico, doctor en Física y doctor en Ciencias, ha estudiado muestras de hielo de glaciares de todas partes del mundo, analizando trazas de metales pesados y radio nucleidos. Es muy conocido como experto en efectos de las radiaciones, y ha servido como presidente del Comité Científico de las Naciones Unidas para el Efecto de las Radiaciones Atómicas (UNSCEAR). Entre sus previos artículos en la revista 21st Century Science & Technology se encuentra "Información de Muestras de Hielo No Muestran Aumento del Dióxido de Carbono", Primavera, 1997, p. 42.

Este artículo cuenta con el especial permiso de la revista y del autor para su publicación en Estrucplan.com

Notas:

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48. A.B. Robinson, S.L. Baliunas, W. Soon, y Z.W. Robinson, 1998. Medical Sentinel, Vol. 3, pp. 171-178.
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